lunes, 13 de octubre de 2008

Al perro, nuestro recuerdo

Era mayor, enfermo desde hace tiempo. Ayer murió uno de nuestros perros.
Y lo sentimos, y lo aceptamos, nos consolamos pensando que, rescatado del camino, destrozado y maltratado, tuvo en casa unos años de comodidad, de cariño, de cuidados.
¿Qué más le pudimos dar? Era un perro. Sólo eso. ¿Sólo? Desde el veterinario a su lugar de descanso. Lo enterramos y no hubo salmo, pero hubo un tierno recuerdo, un buen trato. Pobre animal, porque llegó a su final, pero también qué suerte! vivió en compañía de otros perros y gente que le trataba bien.
Su caminar por la vida lo hizo a cuatro patas. Comía, dormía, ladraba... ¿Sería feliz? Descansa en paz, perro, has sido un buen animal. Y digno, aunque fuiste irracional. ¿Mejor?
¿Habrías preferido ser de los otros? Los erectos, los que no pueden ser llamados, como tú, animales. Porque les queda grande, porque podría dañar la imagen de tus compadres. Vale para ti, y que no se ofenda nadie, mi oración especial de esta tarde. Y espero que donde estés no haya ya quien te ladre. Amén.

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